Fiebre Feble
Huyen de mí robustas lágrimas que caen por mi desvencijada piel
como queriendo desvincular su purificación en sí natural
para que alguien más contemple el estado actual de esta tristeza fiel...
¡Ya no tengo ganas de volver a mi tierra natal!
Polvo en mi cabeza es testigo cómo esta impertérrita mañana
debilita los ánimos de mi cuerpo que se está encogiendo,
negando a toda costa cualquier alegría que vaya surgiendo...
¡Sólo mitigo este llanto con la remembranza de tu voz ya lejana!
Imploro a las alturas para que lejos de aquí me regresen a tu lado
y así olvidar esta pena corpulenta que sujeta mi cuello amarrado
porque nunca antes me atreví a amar tanto a alguien como me pasó contigo...
¡Y el único premio que obtengo es coger de tu helado cuerpo, amigo!
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