Poema I

Tener esta pena pendenciera en la cabeza
es bueno para mi sicólogo... supongo
estar dispuesto a morir por todo
es malo para mis débiles muñecas
tengo una mueca atascada en mi cara
como un espasmo desgastado, pálido
teniendo en cuenta que era mi sonrisa estúpida
recuerdo que te estaba observando, embelesado
pienso en cómo hablarte desde esta cercana lejanía
intento no caer en tontos y pegajosos clichés románticos
pero esta distancia pone a prueba mi fortaleza
gritar sin que muera esta voz monótona
en las corrientes del viento cauquenino
y sigo tocando mi barbilla imberbe
tratando de escribirte algo coherente
ni tengo los dedos crispados ni soy un simple zoreco
solamente hago eco de este palpitar melancólico
que ahorca cualquier momento de paz
en invertir este fugaz sollozo voraz
en la dicha altiva de una alegría floreciente.

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